Solidaridad

III

Solidarity

with walter brueggemann

La solidaridad es nuestra vocación; una participación decidida con Dios viviendo un amor inquebrantable por toda la humanidad y la creación. Es una orientación y una determinación. «Es una forma alegre de vivir», dice Walter.

Desde el dolor hasta el despertar, podemos elegir cómo cambiamos y a qué decidimos anclarnos como significativo.

Esta atención al prójimo abre un asombro infinito e invita a una emocionante oportunidad de liberarnos cada vez más de nosotros mismos y de nuestras ansiedades. Disciplinamos nuestros impulsos de aislamiento para convertirlos en una entrega práctica y sencilla. Rendimos nuestra singularidad a cambio de una pertenencia mutua pactada.

Este camino exige respeto por la sacralidad de cada alma. Una práctica de cuidado, preocupación y protección de la dignidad y el valor infinito de cada persona, de cada ser creado. Una postura generosa y expansiva que se deleita en las disciplinas de la vida en comunidad.

Mi vida no se trata de mí. Y tu vida no se trata de ti. Llevamos la imagen de un Dios de tenaz solidaridad. "¿Qué significa para ti estar hecho a imagen de ese Dios, que no se define por el poder, sino por la fidelidad?", pregunta Walter.

Que aumentemos nuestra imaginación y nos llenemos de vida con la invitación. Que disminuyamos el miedo, la inseguridad, la ansiedad, la competencia y cualquier instinto, prejuicio o pensamiento que solo nos indique amenazas a nuestra comodidad, control y seguridad.

Que podamos entregarnos unos a otros en el amor y aprender lo que significa vivir en la tenaz solidaridad de Dios, como Jesús.